I.
ENCÍCLICAS DEL PAPA JUAN PABLO II.
1.
REDEMPTOR HOMINIS [1]
Es la primera encíclica que SS.
Juan Pablo II publica el 4 de marzo de 1979, afirmando que Jesucristo es el
redentor del hombre y el centro del cosmos y de la historia de la humanidad[2]. Está divida en cuarto
partes: en la primera, titulada “Herencia”, el papa se sitúa y sitúa a la
Iglesia a finales del segundo milenio y, en línea del pontificado del Papa
Pablo VI, muestra una gran confianza en el Espíritu de Verdad y de Amor. Una
segunda parte, titulada “el misterio de la redención”, hace una relectura
actualizada de lo que significa la redención desde el doble punto de vista
humano y divino. Y subraya que la Iglesia tiene como misión redimir y liberar
al hombre. La tercera parte analiza la situación del nombre contemporáneo, es
muy conocida la frase de que “el camino de la Iglesia, hoy, pasa por el hombre
concreto”. El Papa analiza los miedos del hombre contemporáneo y se pregunta
hacia dónde camina el progreso: ¿hacia la construcción o hacia la destrucción?
Finalmente, en una cuarta parte, titulada “la misión de la Iglesia y la suerte
del hombre” hará hincapié en el servicio que debe prestar la Iglesia a la
verdad y a la transformación de la realidad social.[3] Redemptor Hominis redactada
íntegramente por el Papa, es una reflexión sobre el hombre y una ardiente
defensa de la dignidad humana. El texto condena expresamente cualquier atentado
contra la persona como la tortura, la falta de libertad, el terrorismo y los
totalitarismos, sin especificar ideología. Toda la encíclica es una llamada a
los hombres para que se unan en torno a la Iglesia, “depositaria de la verdad y
de la libertad” revelada en Jesucristo. El Pontífice se mostró conservador con
respecto a las nuevas directrices teológicas surgidas en Europa y en el Tercer
Mundo y pesimista ante las conquistas humanas de este siglo.[4]
2. DIVES IN MISERICODIA
Su segunda encíclica, Dives in misericodia (rico
en misericordia), fechada el 30 de noviembre de 1980, está dedicada al amor misericordioso
del Padre:”la Iglesia y el mundo- dice al anunciarla a la hora del Ángelus-
tienen necesidad de la misericordia, la cual expresa el amor más fuerte que el
pecado y que todo mal”[5]. Es un documento extenso
dividido en ocho grandes apartados o capítulos. En sustancia, trata de poner de
relieve el rostro revelado del Dios Cristiano como misericordioso. La misma
encarnación sólo tuvo sentido desde la misericordia entrañable. Jesucristo es el
maestro y modelo de lo que es la misericordia divina, tanto en su enseñanza
como en su obrar. En este sentido es paradigmática la parábola del padre
misericordioso y el hijo prodigo. El misterio pascual, contemplado desde la
misericordia de Dios, nos habla de un amor más fuerte que la misma muerte y más
fuerte que el pecado. María puede ser considerada como madre de misericordia, y
la Iglesia, de generación en generación, debe ser testigo y profeta de
misericordia de Dios con los hombres entre sí. Por eso es necesario que la
Iglesia pida con insistencia la misericordia divina para poder practicarla y
para que sea una realidad de cada hombre y de la humanidad en su conjunto.[6] En esta segunda encíclica,
de marcado carácter social, Juan Pablo II propone el cambio del término
justicia por el de misericordia. Afirma que, ante las amenazas a las que está
sometido el hombre contemporáneo, el complemento de la misericordia divina es
más grande que cualquier miseria y más completa que cualquier justicia, junto
con la realidad de la Iglesia como tabla de salvación de la humanidad.[7]
3.
LABOREM EXERCENS [8]
El 14 de septiembre de 1981, el
Papa promulga su tercera encíclica: “Laborem exercens”, enriqueciendo y
profundizando la visión personalista del trabajo, que vuelve a proponer como la
“clave esencial de toda cuestión social”[9]. Al cumplirse los noventa
años de la “Rerum novarum”, Juan Pablo II dedica la encíclica “Laborem exercens”
al trabajo, como bien fundamental para la persona, factor primario de la
actividad económica y clave de toda cuestión social. La Laborem exercens
delinea una espiritualidad y una ética del trabajo, en el contexto de una
profunda reflexión teológica y filosófica. El trabajo debe ser entendido no
solo en sentido objetivo material; es necesario también tener en cuenta su
dimensión subjetiva, en cuanto actividad que es siempre expresión de la
persona. Además de ser un paradigma decisivo de la vida social, el trabajo
tiene la dignidad propia de un ámbito en el que debe realizarse la vocación
natural y sobrenatural de la persona[10]. Para comprender esta
encíclica y las restantes de Juan Pablo
II hay que remitirse a Redemptor Hominis, encíclica programática de lo que
quería fuese su pontificado; esta intencionalidad se podría resumir en dos afirmaciones: el hombre solo
se entiende plenamente desde la
persona de Jesucristo, y el hombre es el camino de la Iglesia. Contiene cuatro
partes: 1º parte: el trabajo y el hombre a la luz de la Palabra de Dios (génesis).
2º parte: el conflicto entre trabajo y capital en la presente fase histórica.
3º parte: los derechos de los hombres trabajadores. 4º parte: los elementos para
una espiritualidad del trabajo. Principales aportaciones, esta encíclica aborda
un solo tema, el trabajo humano; Juan pablo II reflexiona sobre este tema
teniendo en cuenta de los dos sistemas, el capitalista y el socialista.
Cuestiona a los dos sistemas para ver en qué medida realmente se da la realización
personal del trabajador. El pondera la importancia de la doctrina social de la
Iglesia al abordar las cuestiones sociales, y las citas que pone son en su mayoría
de la Biblia y del Magisterio. Es este documento se perfilan los rasgos básicos
de una espiritualidad del trabajo desde la teología de la creación y de la
redención. La antropología cristiana al ver en cada ser humano la imagen de
Dios, enriquece grandemente la consideración de todo quehacer humano y,
especialmente, el sentido y condiciones del trabajo.[11] Juan Pablo II arremete
contra el liberalismo y el coleccionismo, adentrándose en unas reflexiones,
nuevas en la literatura de las encíclicas, que abrogan por la cogestión y la
autocogestión. Más que en otras encíclicas sociales, el papa se relaciona con
una vieja tradición cristiana que relativiza el principio de la propiedad y que
considera al trabajo como instrumento mediante el cual el hombre cumple la
misión de dominar la tierra que le ha sido asignada por el Dios de la Biblia.[12]
4. SLAVORUM APOSTOLI
El 4 de junio de 1985 publica su
cuarta encíclica, “Slavorum apostoli”. El dos de junio de 1985 el papa Juan
Pablo II escribió una encíclica sobre la memoria evangelizadora de los santos
Cirilo y Metodio después de once siglos y a quienes nombra patronos de Europa,
junto con san Benito. La encíclica, de sencilla estructura, consta de ocho
capítulos. En ellos se dibuja una referencia biográfica y se destaca su misión
como heraldos del evangelio. El Papa llega a decir que implantaron la Iglesia
de Dios con un sentido católico de la misma. Supieron unir evangelio y cultura
y, en este sentido, son como un paradigma, entre los eslavos, para el tercer
milenio[13]. Dedicada a los santos
eslavos Cirilo y Metodio, evangelizadores de los pueblos eslavos, el texto
propone que los habitantes de los países de esta etnia puedan practicar su fe
cristiana sin cortapisas y que le mensaje de estos santos se convierta en un
puente ideal entre el Este y el Oeste[14]
5. DOMINUM ET VIVIFICANTEM
En la solemnidad de Pentecostés,
el 18 de mayo de 1986, publica su quinta encíclica “Dominum et vivificante”,
sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo. El Papa Juan
Pablo II ha escrito tres grandes encíclicas sobre las tres personas de la
Trinidad: sobre el Hijo (Redemptor hominis), sobre el Padre (Dives in
misericordia) y sobre el Espíritu Santo (Dominun et vivificantem) esta última
está dividida entre partes. La primera, titulada “el Espíritu del Padre y del
Hijo dado a la Iglesia”, hace un recorrido sobre la importancia del Espíritu
Santo en la vida y misterio de Jesucristo y en la vida misma de la Iglesia. En
la segunda parte, “el Espíritu que convence al mundo del pecado”, nos descubre
cómo sin el Espíritu Santo es fácil perder la conciencia y noción de pecado y,
por lo mismo, la necesidad de salvación, purificación y limpieza. La tercera
parte, “el Espíritu Santo que da la vida”, nos habla de la alegría del jubileo 2000, que ya se anuncia, y de la
importancia de la tercera persona de la Santísima trinidad para hacer posible
la unión de cada hombre con Dios y la unión de la propia Iglesia (esposa) con
Jesucristo (esposo). Gracias al Espíritu, cada bautizado, y la Iglesia, pueden
esperar y vivir a Dios en intimidad y en relación personal, como esposo.[15]La encíclica está dedicada
enteramente al Espíritu Santo. Está dirigida a los creyentes, pero en realidad
podría ser más bien definida como” carta a los ateos”, ya que el interlocutor
principal de la encíclica es el mundo de los no creyentes. El Papa insiste en
la necesidad de que la humanidad entre en un clima de conversión.[16]
6. REDEMPTORIS MATER
El 1 de enero el Papa anuncia un
año Mariano, que se celebrará desde la solemnidad de Pentecostés de 1987 hasta
la solemnidad de la Asunción de 1988. Como vademécum espiritual y pastoral para
ese año mariano, se publica su sexta encíclica: “Redemptoris mater”, fechada el
25 de marzo de 1987. Con ella quiere enfocar el sentido del año mariano que
iniciaba el 7 de junio. Año mariano que “quería subrayar cómo con el misterio
de la encarnación la historia de la humanidad ha entrado en la plenitud de los
tiempos y que la Iglesia es el signo de esta Plenitud” (nº 49). Consta de tres
partes. En la primera sitúa a María dentro del Misterio de Cristo y hace una
lectura de los títulos de la virgen como llena de gracia, feliz porque ha
creído y madre de la Iglesia y de la humanidad. En una segunda parte, “la madre
de Dios en el centro de la Iglesia”, se hace una relectura del Magníficat y se
aboga por el camino de la unidad de los cristianos. Y, ya en una tercera parte,
titulada “mediación materna”, se centra el Papa en lo que son propiamente las
claves de una mariología con los siguientes apartados: esclava del Señor, Madre
de la Iglesia y de cada cristiano.[17]Desde el principio queda
patente el tono “milenarista” de esta encíclica cuan do afirma: “la
circunstancia que hoy me empuja a tratar este argumento (el de la virgen) es la
perspectiva del año 2000, ya muy cerca, en el que el jubileo bimilenario del
nacimiento de Cristo oriente al mismo tiempo nuestra mirada hacia su Madre”.
Respecto al sacerdocio femenino, niega que esta capacidad de la mujer al
afirmar que María “no figuraba entre los discípulos que envió por todo el mundo
para enseñar a todas las naciones[18]”.
7. SOLLICITUDO REI SOCIALIS
El 30 de de diciembre, en el vigésimo aniversario de
la “Populorum progressio” de Pablo VI, firma su
séptima encíclica: “Sollicitudo rei socialis” 102 con la encíclica
“Solicitudo rei socialis”,[19] Juan Pablo II conmemora
el vigésimo aniversario del “Populorum
progressio” y trata nuevamente el tema del desarrollo bajo un doble aspecto: 2
el primero, la situación dramática del mundo contemporáneo , bajo el perfil del
desarrollo fallido del Tercer Mundo, el
sentido, las condiciones y las exigencias d un desarrollo digno del hombre”.[20] La encíclica introduce la
distinción entre progreso y desarrollo, y afirma que “el verdadero desarrollo
no puede limitare a la multiplicación de los bienes y servicios, esto es, a lo
que se posee, sino que debe contribuir a la plenitud del ser del hombre. De
este modo pretende señalar con claridad el carácter moral del verdadero
desarrollo”[21].
Juan Pablo II, evocando el lema del pontificado de Pio XII, “Opus iustitiae
pax”, la paz como fruto de la justicia,
comenta: “ Hoy se podría decir, con
la misma exactitud y análoga fuerza de
inspiración bíblica (cf. Is 32, 17; St 3,18)“, Opus solidaritatis pax, la paz
como fruto de la solidaridad”[22]el Papa reafirma en esta
encíclica la importancia de la Doctrina Social de la Iglesia como parte constitutiva de la revelación, del
Magisterio y de la teología moral. Contiene cinco partes y una conclusión: 1º
la novedad de Populorum progressio. 2º el mundo contemporáneo. 3º el autentico
desarrollo humano. 4º una lectura teológica de los tiempos modernos.5º algunas
orientaciones particulares. Principales aportaciones: la encíclica se centra en
el desarrollo humano en el panorama actual y, desde una lectura teológica
original y sugerente, termina dando orientaciones concretas sobre temas
importantes relacionados con el desarrollo humano. Juan Pablo II pide al
socialismo y al capitalismo un cambio profundo en el enfoque y en la promoción
del desarrollo humano. El desarrollo humano no se produce de forma automática y
hay que excluir una comprensión del desarrollo humano como acumulación de
bienes materiales. La paz está vinculada a la justicia y a la solidaridad con
que se proyecta el desarrollo humano a escala mundial. Este camino contiene
muchos obstáculos políticos y estructurales; el cambio radical de estos es una
cuestión moral, no solo técnica o burocrática, y requiere la implicación de
todos. El papa hace un llamamiento a la colaboración de todos, pues está en
peligro la dignidad humana de muchas personas. A los católicos nos recuerda dos
cosas: el reino de Dios no se identifica con ninguna realización humana y, la conexión
entre el reino de Dios y la Eucaristía.[23]
8. REDEMPTOR MISSIO con fecha 7 de diciembre de 1990 firma su octava
carta encíclica: “ Redemptor missio,” sobre la validez permanente al mandato
misionero. Redemptor missio “Jesús vino a traer la salvación integral, que
abarca al hombre entero y a todos los hombres, abriéndoles a los admirables
horizontes de la filiación divina”.[24]Trata de subrayar el valor
permanente de dicha misión hacia los gentiles (“ad gentes”). Resumimos los ocho
grandes capítulos. En el primero, se sitúa a Jesucristo como único salvador. La
Iglesia es signo e instrumento de salvación y ésta va dirigida a todos los
hombres. El segundo capítulo trata expresamente del “reino”. Cristo hace
presente dicho reino y está operante en todo tiempo y lugar. Incluso se puede
decir que la actividad misionera está aún en sus comienzos. Por eso el cuarto capítulo,
enlazando con el anterior, habla de los “inmensos horizontes de la missio ad
gentes “que hoy debe dirigirse sobre todo al sur y a Oriente. Para responder a
cuáles son los caminos de la misión, se insiste, en un quinto capítulo, en el
testimonio como primera forma de evangelización, en el primer anuncio, en la
formación de las Iglesias locales, y en la encarnación del evangelio en todas
las culturas. Es necesario el diálogo interreligioso, siempre teniendo la
caridad como fuente y criterio de la misión. El sexto capítulo habla de los
responsables y agentes de la pastoral misionera, y menciona expresamente a los
misioneros e institutos misioneros, a los sacerdotes diocesanos, a los laicos,
a los catequistas y a las congregaciones misioneras. Un séptimo capítulo trata
de la cooperación en la actividad misionera por parte de los cristianos, de las
Iglesias locales y de las Obras Misionales Pontificias. Insiste el Papa en que
no sólo hay que dar misión sino también recibir, que Dios está preparando una
nueva primavera del evangelio. Finalmente, el octavo capítulo trata
expresamente de la espiritualidad misionera que consiste en dejarse guiar por
el Espíritu, vivir el ministerio de Cristo enviado, amar a la Iglesia y a los
hombres como Jesús los ha amado y, en definitiva, llegar a la santidad porque
el verdadero misionero es el santo.[25]
9. CENTECIMUS ANNUS
El día 1 de mayo de 1991, en la fiesta de san
José Obrero, día del trabajo, el Papa promulga su novena encíclica, “Centecimus
annus,” con ocasión del centenario de la “Rerum novarum” de león XIII. Es la
tercera encíclica de tema social, después de la “Laborem execens (1981)” y “Sollicitudo
rei socialis” (1987), 103 en el centenario de la “Rerum novarum”, Juan Pablo II
promulga su tercera encíclica social, la Centesimus annus,[26]que muestra la continuidad
doctrinal de cien años de magisterio social de la Iglesia. Retomando uno de los
principios básicos de la concepción cristiana de la organización social y
política, que había sido e tema central de la encíclica precedente, el Papa
escribe: “el principio que hoy llamamos de solidaridad… León XIII es designado
con la expresión no menos significativa de caridad social, mientras que Pablo
VI, ampliando el concepto, en conformidad con las actuales y múltiples
dimensiones de la cuestión social, hablaba de civilización del amor”[27]. Juan Pablo II pone en
evidencia cómo la enseñanza social de la Iglesia avanza sobre el eje de la
reciprocidad entre Dios y el hombre: reconocer a Dios en cada hombre y cada
hombre en Dios es la condición de un auténtico desarrollo humano. El articulado
y profundo análisis se las “res novae”, y especialmente del gran cambio del
1989, con la caída del sistema soviético, manifiesta un aprecio por la
democracia y por la economía libre, en el marco de una indispensable
solidaridad.[28]
10.
VERITATIS SPLENDOR
El 6 de agosto de 1993, Juan
Pablo II firma su décima encíclica, sobre algunas cuestiones de la enseñanza moral
de la Iglesia. Veritatis splendor: los diez mandamientos “constituyen las
reglas primordiales de toda vida social”[29] está dividida en tres
partes. Así, la primera parte, tomando como hilo conductor el pasaje de Mt 19,
en el encuentro de Jesús con el joven, refiere el versículo ¿qué tengo que
hacer? La respuesta de Jesús es clara: guarda los mandamientos, ven y sígueme,
aunque parezca una empresa difícil, para Dios todos es posible porque Él estará
con nosotros hasta el final de los tiempos. Se puede afirmar que esta parte
asienta los fundamentos de toda moral cristiana: el seguimiento y configuración
con Jesucristo. En la segunda parte, el pasaje evangélico es Rm 12, 2: “No os conforméis
a la mentalidad de este mundo”. Hace un discernimiento de algunas tendencias de
teología moral actual. En concreto sale al paso, para equilibrar, libertad y la
ley, conciencia y verdad, opción fundamental y comportamientos concretos.
Finalmente, en tercer capítulo, el pasaje es 1 Cor 1,17: “para no desvirtuar la
cruz de Cristo”. Es un aliento para reforzar el bien moral como parte importante
de la vida de la Iglesia y del mundo. Desde la moral cristiana se debe renovar
la vida personal y social aunque suponga incluso el martirio, el papa hace una
llamada a los obispos como responsables de que la enseñanza sea correcta.[30]
11. EVANGELIUM VITAE
En la solemnidad de la Asunción
del Señor, 25 de marzo de 1995, publica su undécima encíclica “Evangelium
vitae.” (El evangelio de la vida) sobre el carácter y el valor inviolable de la
vida humana. Consta de cuatro partes. En el primero, que hace referencia al
pasaje del Génesis (la sangre de tu hermano clama a mí desde el suelo, Gn 4)
refiere las actuales las actuales amenazas a la vida humana: todas las formas
que van contra la vida, desde el inicio hasta el fin, y que favorecen la
cultura de muerte. El segundo capítulo (“he venido para que tengan vida”)
subraya el mensaje cristiano sobre la vida y, en este sentido, se vuelve la
mirada hacia Jesucristo. Estamos llamados a reproducir la imagen del Hijo
porque todo el que cree en él no morirá jamás ( Jn 11, 26). En este sentido la
vida humana de alarga hasta la vida eterna. El hombre es responsable ante Dios
de la vida con lo que hace con este don de Dios. El tercer capítulo tercero nos recuerda la ley de Dios: no
matarás. La vida humana es sagrada e inviolable. Se hace una condena expresa,
por eso, del aborto y de la eutanasia; y se nos invita a no confundir la ley
civil (positiva) con la ley moral. En cualquier caso debemos promover la
cultura de la vida. Finalmente, el cuarto capítulo, anima precisamente a
promover una defensa activa de la vida. Los cristianos, la Iglesia, podemos
llamarnos “el pueblo de la vida y para la vida”. Debemos ser servidores del
Evangelio de la vida y realizar un cambio de mentalidad y corazones (“porque
somos hijos de la luz”), personal y comunitario: no se puede decir que se tiene
fe si no va acompañada esta profesión de buenas obras (St 2, 14).[31]
12. UT UNUM SINT
Su duodécima encíclica, “Ut unum
sint”sobre el compromiso ecuménico, se publicó el 25 de mayo de d1995. Sobre el empeño ecuménico. Es la primera encíclica de la historia dedicada el ecumenismo; entre las
novedades del texto cabe destacar la oferta de Papa a los responsables de las
otras Iglesias, a los que invita a un diálogo directo sobre la primacía de Roma,
uno de las temas calve que separa a los cristianos.[32] Esta encíclica tiene como
intención llamar a la unidad de los cristianos, que el concilio Vaticano II ha
recordado vehementemente.
13. FIDES ET RATIO
El 14 de septiembre de 1998, publica la decimotercera
encíclica. “Fides et ratio” sobre las relaciones entre la fe y la razón. Fruto
de 12 años de trabajo de una comisión de teólogos y filósofos, dirgida y
redactada por el propio Karol Wojtiyla, esta encíclica tiende una mano a la
razón, a la filosofía, reconociendo su contribución al progreso humano y al
enriquecimiento de la fe, pero no renuncia a dictarle a la razón las
condiciones imprescindibles sobre las que debe basarse la nueva armonía entre
los dos adversarios históricos. El Papa se reafirma en su línea de apertura
hacia todas las cultura, dando a entender que la Iglesia Católica, la misma que
organizó las tribunales de la Inquisición, la que condenó a la hoguera a
Giordano Bruno, la que contribuyó a generar un sentimiento hostil hacia el
pueblo judío, ha cambiado de talante y se muestra dispuesta a ocupar un espacio
de paz, pero la encíclica fides et ratio deja claro que el magisterio
eclesiástico debe reservarse una función de control.[33]
14. ECCLESIA DE EUCARISTIA
Durante la misa “In cena Donini”,
celebrada en la basílica se san Pedro, jueves santo, 17 de abril de 2003, firma
su decimocuarta encíclica, “Ecclesia de Eucaristia”. Se trata de un documento
fundamentalmente doctrinal y teológico dedicado al sacramento de la Eucaristía,
es una severa admonición contra los abusos que se han cometido después del
Concilio Vaticano II en la Eucaristía y una alerta contra las ilusiones
ecuménicas que pasan por alto el diferente valor que tiene este sacramento para
los católicos y protestantes[34].
II.
EXHORTACIONES APOSTÓLICAS POSTSINODALES.
1.
CATECHESI TRADENDE
El 16 de octubre, en se primer aniversario de
su pontificado, publica la exhortación apostólica “Catechesi tradende”, fruto
de la IV Asamblea del Sínodo de los obispos, celebrado en octubre de 19777
sobre el tema: “la catequesis en nuestro tiempo, con especial atención a los
niños y a los jóvenes”[35] el planteamiento
principal estaba centrado en la catequesis de los niños. Pablo VI lo amplió al
mundo de los jóvenes: esto es el fruto de una renovación catequética iniciada
por los años 50.[36]
La exhortación Apostólica , quiere reforzar la solidez de la fe y de la vida
cristiana, dar un nuevo vigor a las iniciativas emprendidas, estimular la
creatividad y contribuir a difundir en la comunidad cristiana la alegría de
llevar al mundo el misterio de Cristo (nº4). Incluye las exigencias morales
sociales como cuidado que tendrá de no omitir, sino de iluminar como es debido,
realidades como la acción del hombre por su liberación integral, la búsqueda de
una sociedad más solidaria y fraterna. La catequesis tiene el papel de fundamental de ayudar a los catequizandos en la
búsqueda cristiana de la propia identidad,
en una sociedad plural, demostrando los
rasgos de su personalidad cristiana, de forma dialogal, sobre todo a través de
su testimonio de vida,[37] revaloriza la comunidad
parroquial, como lugar privilegiado de la catequesis, habla de la catequesis misionera o precatequesis
2. FAMILIARIS CONSORTIO
“la misión de la familia
cristiana en el mundo contemporáneo” es el tema de V Asamblea general del Sínodo
de los obispos, que se celebró el 26 de septiembre al 25 de octubre de 1980 en
el Vaticano. Juan Pablo II les recuerda a los padres sinodales que a través de
la familia cristiana la Iglesia vive y cumple la misión que le confió Cristo.
Después de casi un mes de trabajos, la asamblea concluye con su mensaje, en el
que los padres sinodales recomiendan a las familias dos consignas: el amor y la
vida para ser fermento de esperanza en la sociedad.[38] El 22 de noviembre de
1981 promulga la exhortación apostólica “Familiaris consortio” fruto y
coronación de los trabajos del Sínodo de los obispos celebrado en 1980. Consta
el documento de cuatro partes. La primera refleja las luces y sombras de dicha
familia en la sociedad en la sociedad actual. La segunda parte subraya el
designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. La tercera parte habla de la
misión de la familia cristiana en la transmisión de la vida, en la educación,
en el desarrollo de la sociedad, y en la misión evangelizadora y celebrativa.
La cuarta parte habla especialmente de la pastoral familiar, dividido en cuarto
subapartados: tiempos, estructuras, agentes y situaciones especiales. En lo
relativo a los tiempos, se afirma que la Iglesia acompaña a la familia
cristiana en todo su camino existencial (preparación, celebración y pastoral
postmatrimonial). En cuanto a las estructuras que realizan la pastoral
familiar, se habla expresamente de la parroquia, la propia familia, las
asociaciones de familias. Al hablar de agentes de pasa toral, nombra a los obispos
y presbíteros, religiosos y religiosas, laicos especializados y los mismos
destinatarios. Finalmente, se refiere a casos difíciles o situaciones
irregulares como matrimonio de religión, mixta, matrimonios a prueba, uniones
libre de hecho, católicos que celebran sólo matrimonio civil, separados y
divorciados no casados de nuevo y los casados de nuevo. Finalmente, se refiere
apersonas privadas de familia.[39]
3.
RECONCILIATIO ET PAENITENCIA
El dos de diciembre de 1984,
primer domingo de adviento, firma la exhortación apostólica Postsinodal
“Reconciliatio et paenitencia” fruto de la VI asamblea general del Sínodo de
los obispos[40],
sobre la reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia, que se
celebró en Roma del 29 de septiembre al 28 de octubre de 1983.
4.
CHRISTIFIDELES LAICI
Se celebró en el Vaticano, del 1
al 30 de octubre de 1987, la VII Asamblea general ordinaria del Sínodo de los
obispos sobre el tema: vocación y misión de los laicos en el mundo. El 30 de
diciembre entrega a la Iglesia su exhortación apostólica postsinodal
“Christifideles laici”[41]. El Papa afirma que todos
los miembros de la Iglesia son participes se su dimensión secular.[42] El texto se propone, por
último, como ocasión de diálogo con todos aquellos que desean sinceramente el
bien del hombre. En dicho documento magisterial, se sitúa al fiel laico desde
el primer momento en misión, siendo, participando, viviendo: es el obrero de la
viña(nº1) con ello el papa pretende evitar la separación entre fe y vida, caer
en un nuevo clericalismo. Este obrero que trabaja en la viña del mundo se encuentra con mundo
paradójico: secularizado pero con hambre de Dios; es un mundo que necesita a Cristo para ver contestados
sus problemas e interrogantes (nº 7)[43] como conclusión,
Christifideles Laici, ha sentado las
bases de una teología y de una
espiritualidad laical en clave eclesiológica ( identidad eclesial y relación
Iglesia- mundo) y abre la puerta a diversas expresiones de espiritualidades
laicales sin perder el tronco o eje que vertebra la única teología y
espiritualidad laical.[44]
5.
PASTORES DABO VOBIS
La VIII Asamblea general
ordinaria del Sínodo de los obispos, dedicada al tema de la formación
sacerdotal, se desarrolla en el Vaticano del 30 de septiembre al 28 de octubre
de 1990. Con la exhortación apostólica postsinodal “Pastores dabo vobis”
firmada el 25 de marzo de 1992, solemnidad de la anunciación del Señor, entrega
a la Iglesia los frutos de la reflexión de la VIII Asamblea general ordinaria
del Sínodo de los obispos, dedicado a la formación sacerdotal.[45] Lleva por título “sobre
la formación de los sacerdotes en la situación actual”, y consta de seis
capitulo: en el primer capítulo se describen los desafíos del final del segundo
milenio en relación a la formación; en el segundo, se recuerda la naturaleza y
misión del sacerdocio ministerial; un tercer capítulo hace referencia a la
formación espiritual del sacerdote; el capítulo cuarto habla de la pastoral; el quinto, de la formación de los
candidatos al sacerdocio, y el sexto capítulo, de la formación permanente de
los presbíteros.[46]
6. VITA CONSECRATA
La vida consagrada y su misión en la Iglesia y
en el mundo, es el tema de la IX Asamblea general ordinaria del Sínodo de los
obispos, que se celebra en el Vaticano del 2 al 29 de octubre de 1994. Con la exhortación
apostólica postsinodal “vita consecrata”, publicada el 25 de marzo, recoge los
frutos de la IX Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, sobre la
vida consagrada y su misión en la Iglesia y en el mundo.[47] La introducción (nn.
1-13) comprende una mirada a las diversas formas de vida religiosa que la actividad
del Espíritu ha suscitado en la Iglesia en este tiempo y señala las finalidades
de la exhortación: sobre todo alentar y orientar a los consagrados ante los
desafíos propios de nuestro tiempo postconciliar. Las tres partes centrales del
documento papal están determinadas por tres perspectivas desde las cuales se
contempla la vida consagrada: la consagración, la comunión y la misión. Los títulos
de cada una de ellas son ya reveladores: I. confessio trinitatis. II. Signum
fraternitatis, III. Servitium charitatis. La primera parte (nn 14-40) considera
la vida consagrada a la luz del misterio trinitario. La segunda (nn 48- 71) se detiene
a analizarla como signo de comunión en la Iglesia. La tercera (nn 72-112), mira
la vida consagrada como una epifanía del amor de Dios en el mundo. Las tres
partes tienen una extensión bastante proporcionada dentro del conjunto. La
exhortación, concluye con una penetrante meditación sobre la escena de Betania
(Jn 12, 1-10), ha centrado los elementos fundamentales de teología de la vida
religiosa posconciliar, ha estimulado la reflexión y profundización en algunos puntos
particularmente relevantes de su triple dimensión: consagración, comunión y
misión; y ha servido, ciertamente, para esforzar apostólicamente a los
consagrados ante las nuevas situaciones que al mismo tiempo les agobian y
potencian. Pudo y quiso abrir el horizonte con palabras y recuerdos
esperanzadores.
7. PASTORES GREGIS
Se celebra en Vaticano, del 30 de septiembre al 27 de octubre de 2001, la
X Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, sobre el tema: “el
obispo, servidor del evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo.”El 16
de octubre de 2003, 25º aniversario de su elección a la cátedra de Pedro, firma
la exhortación apostólica postsinodal “pastores gregis”, fruto de la X Asamblea
general ordinaria del Sínodo de los obispos celebrado en el año 2001[48]
[3] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 935 Raúl Berzosa Martínez
[4] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 21 94.
[5] Op. Cit. P 9
[6] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 322 Raúl Berzosa Martínez
[7] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 21 94.
[9] Loc. Cit.
[10] Pontificio
Consejo “Justicia y Paz”…COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA n101.- ciudad del vaticano. Librería Editrice
Vaticana. 2005, p 56
[11] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 633-634 Jesús Sastre.
[12] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 21 94.
[13] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 1001 Jesús Sastre.
[14] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 21 94.
[15] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 336 Raúl Berzosa Martínez
[16] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 21 94.
[17]Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 935 Raúl Berzosa
Martínez
[18] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 21 94.
[19] Cf. Juan Pablo
II, carta enc. Solicitudo rei socialis:
AAS 80 (1988) 513-586.
[20] Congregación
para la Educación Católica, orientaciones para el estudio y enseñanza de la
doctrina social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 26, tipografía
poliglota Vaticana, Roma 1988, pp. 31-32
[21] Loc. Cit.
[23] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 1003 Jesús Sastre.
[24] Juan Pablo II,
carta encíclicaRedemptor missio, 11 AAS, 83 (1991) 260
[25] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 936 Raúl Berzosa Martínez
[26] Cf. Juan Pablo
II, Carta enc. Centesimus annus: AAS 83 (1991) 793- 867.
[27] Juan Pablo II,
Carta enc. Centesimus annus, 10: AAS 83 (1991) 805
[28] Pontificio
Consejo “Justicia y Paz”…COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA._ ciudad
del vaticano. Librería Editrice Vaticana. 2005, p 57
[29] Juan Pablo II,
Carta enc. Veritatis splendor, 97: AAS 85 (1993) 1209
[30] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 1092 Raúl Berzosa Martínez
[31] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 410 Raúl Berzosa Martínez
[32] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 21 94.
[33] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 22 94.
[34] Q.W. EDITORES
S.AC… vida y obras de Juan Pablo II, EL MAGNO.- LIMA 2005. Grupo la República. Pag 22 94.
[35] L´osservatore
romano. Año XXXVII, nº 14 (1,893) 8 de
abril de 2005 p8
[36] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122)179
[37] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122)181
[38] L´osservatore
romano. Año XXXVII, nº 14 (1,893) 8 de
abril de 2005 p8
[39] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 410 Raúl Berzosa Martínez
[40] L´osservatore
romano. Año XXXVII, nº 14 (1,893) 8 de
abril de 2005 p11
[41] L´osservatore
romano. Año XXXVII, nº 14 (1,893) 8 de
abril de 2005 p11-12
[42] Juan Pablo II,
exh. Ap. Christifideles laici, 15: AAS 81 (1989) 414
[43] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 205
[44] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 208
[45] L´osservatore
romano. Año XXXVII, nº 14 (1,893) 8 de
abril de 2005 p 13
[46] Vicente María
Pedrosa… Diccionario de pastoral y evangelización.- España, editorial Monte
Carmelo2001.(1122) 866 Raúl Berzosa Martinez.
[47] L´osservatore
romano. Año XXXVII, nº 14 (1,893) 8 de
abril de 2005 p 17
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